Estado vs Derecho

funcionario publico

Recientemente se ha dictado resolución de un Tribunal Económico Administrativo en la que se decía que la aplicación de las sanciones en ámbito tributario no debe ser un automatismo.

La efectividad y la funcionalidad, e incluso la implementación de la informática no deben causar un menoscabo de la justicia. Los funcionarios que ejercen una potestad inspectora o sancionadora, son, sin ánimo de “dorar oídos” unos profesionales muy preparados, con amplios conocimientos legales y económicos. Pero el sistema en el que se incardinan no es justo.

El estado, en cuanto a sus funciones recaudadoras, inspectoras y tributarias es una maquina lenta pero segura. La AEAT sobre todo es el parangón de la aplicación informática en sus sistemas. Pero el estado es, también, origen de bulos y demagogias baratas. Que tal político cobra tanto o que tal funcionario cobra más, no debe ser la diana de noticias o de críticas demagógicas. No así el resultado del desempeño del trabajo. Si un profesional funcionario cobra 1 millón de euros pero genera o ahorra 25 millones parece un buen negocio.

En todo caso, y retornando al asunto de esta semana, reclamo desde este humilde escrito LIBERTAD.

No se equivoquen no me he tornado un libertario libio o egipcio. Reclamo libertad para el funcionario actuante. Considero que si los funcionarios no se vieran afectados por el férreo sistema que se impone se cometerían menos errores. Es bueno que sepan, que si un funcionario detecta un error que puede generarle a usted un daño económico, antes de subsanar dicho error debe cumplimentar mil datos y justificaciones que motiven esa subsanación. La realidad es que eso motiva que para cualquier actuación el funcionario deba remitirse al procedimiento. He oído muchas veces: “ …pero oiga, no me embargue….., ¿no ve que lo que me embarga ya esta pagado?    A lo que el funcionario contesta no siempre consciente del daño que eso puede generar “ ……no se preocupe, presente un recurso, y le devolveremos el dinero”   LA PREGUNTA ES ¿CUÁNDO?. No se equivoquen, el funcionario no es (salvo deshonrosas excepciones) un ser maligno que tiene orgasmos de alegría cuando fastidia a un ciudadano. Si el funcionario, partiendo de su formación, tuviera algún margen de maniobra, NO DUDEN QUE SOLVENTARIA EL PROBLEMA.

 

No puedo evitar recordar que EL ESTADO ESTÁ PARA SERVIRNOS y no el ESTADO ESTÁ PARA QUE LE SIRVAMOS. En un inicio era así, y así debería seguir siendo. Los que rigen deben ser conscientes de ello.

En todo caso que estas divagaciones sirvan para que ustedes conozcan que para que una administración le sancione, deben existir claros indicios y se deben tener en cuenta aspectos como el dolo o voluntad de infringir, la culpabilidad etc. El inicio de un expediente sancionador contra usted NO PUEDE SIGNIFICAR AUTOMÁTICAMENTE LA IMPOSICIÓN DE SANCIÓN.

Soy consciente de que muchas personas siguen defendiendo esto, en una era en la que el estado crea maquinas automáticas para denunciar como los radares. No debemos atacar la creación de los radares, pero si la colocación de radares con afanes recaudatorios.

En conclusión, volvamos a ser personas y no engranajes de una maquina que se esconde tras ese mal interpretado BIEN COMÚN que ahora nos obliga a soportar actuaciones automáticas del estado. Si ahí arriba hay alguien que programe el sistema operativo del estado, (cosa que a veces dudo desde mi inexistente formación micro o macro económica) DEJEN TRABAJAR A LOS PROFESIONALES FUNCIONARIOS y PREMIEN AL QUE LO HACE y no me los congelen a todos desde hace años, que asustan con esa cara de frio 😉 .